Preparación para realizar el Camino de Santiago

Preparación para realizar el Camino de Santiago

Publicado por el 14/10/2015. Categoría: Camino de Santiago

Realizar el Camino de Santiago no es una tarea sencilla, recorrer cada una de sus etapas, pasear por cada uno de sus senderos, superar cada una de sus cuestas, y poder estar preparados cada mañana para comenzar de nuevo. Es por todos estos motivos por los que muchos, antes de comenzar esta aventura, deciden prepararse para ella, realizar una serie de ejercicios y actividades diarias para que su organismo se acostumbre a este ritmo de ejercicio.

Claves a tener en cuenta antes de iniciar el Camino

Como punto de partida inicial, hablaremos de la preparación física necesaria para poder superar con éxito el Camino de Santiago, y es que si eres una persona acostumbrada a realizar cualquier tipo de ejercicio rutinario en tu vida cotidiana, esto no es necesario, pero para aquellos que no hagan ningún tipo de actividad física con asiduidad, puede que recorrer este provoque lesiones o altercados diversos.

Y es que recorrer cientos de kilómetros caminando jornada tras jornada no es algo a lo que tengamos acostumbrado el cuerpo, para evitar que esto sea un problema, es más que aconsejable, que aproximadamente un mes antes comencemos con la preparación, ejercitando sobre todo nuestras piernas, para ello, podemos comenzar a realizar diferentes rutas senderistas por nuestra zona, de diferente duración y dureza, para que así nuestras piernas se vayan acostumbrando a todo tipo de terreno.

Esta actividad es recomendable hacerla cada vez que dispongamos de tiempo para ello, progresivamente, aumentando el ritmo al caminar, el kilometraje del recorrido y la dureza del camino. Cabe decir que si vivimos en una zona de gran riqueza paisajística, podemos además comenzar a disfrutar de esta actividad deportiva desde el comienzo, seleccionando las rutas que nos aporten más belleza.

Algunos días antes de marchar hacia nuestro punto de inicio del Camino, es aconsejable comenzar a caminar con una mochila que pese aproximadamente lo mismo que pesará aquella que vayamos a utilizar durante nuestra peregrinación hacia Santiago de Compostela. Esto nos sirve para que nuestra espalda vaya acostumbrándose a portear este tipo de elemento y de este peso determinado, así pues, cuando hagamos el Camino, ya contará con ello y estará entrenada para soportarlo.

Una vez hayamos entrenado nuestro cuerpo, debemos planificar nuestras etapas, dividir las rutas que vayamos a realizar en los días que tengamos disponibles, marcando un ritmo homogéneo. Se suele aconsejar que cada etapa este compuesta por una media de 20-25 kilómetros, de este modo, nuestro organismo se acostumbra a este ritmo y no sufre mucha alteración.

El número de kilómetros a realizar depende de la persona y su condición física, hay quienes llegan a realizar 40 al día y otros, por el contrario, prefieren hacer 15 y alargar la duración del mismo. Es por ello que cada caminante debe marcar su propio ritmo, ya que es este el que mejor que nadie conoce sus limitaciones y posibilidades físicas. Pero una cosa que sí que debemos tener en cuenta es que debemos dejar o programar las etapas más cortas para el inicio y el final del Camino de Santiago, colocando aquellas que soporten más carga de kilómetros en los días centrales, en los que nuestro cuerpo este más habituado a caminar, pero aún no se resienta al cansancio.

Por último la mochila que llevaremos, debemos tener en cuenta que este es un hándicap de nuestro ritmo, ya que deberemos llevarla siempre encima y supone un peso extra con el que cargar. Para no excedernos con el equipaje, la recomendación básica es que esta pese un 10% de lo que pesamos nosotros, y en este peso se debe incluir todo tipo de elemento necesario para la realización del camino, ropa cómoda, calzado apto para el camino, algo de abrigo e impermeable, no olvidemos que estamos en Galicia, saco de dormir en el caso de que pernoctemos en los albergues, aunque también tenemos la posibilidad de reservar algún hotel a lo largo del Camino de Santiago, en definitiva, todo lo necesario para el aseo, y todo aquello que resulte necesario pero que ocupe el menor espacio y pese lo menos posible.

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