Invierno en Galicia, parajes con encanto

Invierno en Galicia, parajes con encanto

Publicado por el 9/01/2017. Categoría: Parajes Naturales

Galicia es una tierra impregnada de mitos y leyendas. Un lugar en el que se esconden las meigas y donde los peregrinos buscan la paz al terminar el Camino de Santiago. Galicia posee una belleza natural y misteriosa, donde el verde y el azul crean rincones realmente mágicos en los que perderse. Y todo ello es mucho más bello durante los meses de invierno, cuando el paisaje nos muestra colores mucho más intensos y la paleta de grises del cielo nos deleita creando postales realmente melancólicas, como si de un cuadro impresionista se tratara.

Si estás pensando en hacer el Camino, el único inconveniente es que los albergues solamente dejan hospedarse un día y en Galicia hay lugares que, por supuesto, merecen que les dediquemos más tiempo. Por eso, si quieres conocer en profundidad algunos de los parajes con encanto que ofrece el invierno en Galicia y que te mostramos a continuación, la mejor opción es alojarse en un hotel en el Camino de Santiago.

1. Un mar de viñedos en las Rías Baixas (Pontevedra)

Las Rías Baixas poseen miles de rincones dignos de ver. En primer lugar, sus playas y sus monumentos históricos. Pero  también cuenta con evocadores pueblos como los de Baiona o Sanxenxo y con parajes naturales tan bellos como los viñedos que se extienden a lo largo de la costa y que desembocan en la playa. La uva que se cultiva en esta zona es la famosa Albariño, que combina muy bien con el pulpo y el marisco que se sirve en los restaurantes gallegos. La mayor superficie de viñedos se concentra en la zona de Salnés, donde la tradición vinícola está consolidada desde hace varias décadas.

 

2. Una cascada que cae al mar (A Coruña)

Esta cascada se encuentra en Ézaro y es la única de Europa que cae directamente al mar. Ocurre en la desembocadura del río Xallas. Aunque el agua está regulada por una represa, por lo que la caída del agua cuenta con horarios limitados según estén abiertas las compuertas. Si tienes la oportunidad de verlo, no lo olvidarás jamás.

 

3. El Cañón del Sil (Ourense)

Durante miles de años, el río Sil ha ido excavando un valle entre las montañas creando majestuosos desfiladeros de más de 500 metros de altura. No hay nada como asomarse a los Balcones de Madrid para disfrutar de las vistas, un mirador colgado sobre el abismo con la llanura de Monforte como horizonte. Un paisaje que te dejará sin palabras y que te hará descubrir realmente lo que es el vértigo.

 

4. Playa de las Catedrales (Lugo)

La playa de las Catedrales se encuentra al norte de Lugo, entre Ribadeo y Foz. Debe su nombre a los numerosos arcos y bóvedas de piedra que se encuentran situados a lo largo de la orilla. Los imponentes acantilados que en su día fueron hoy lucen desgastados por el viento y el agua creando un lugar realmente mágico y único. Paseando entre ellos es inevitable no sentirse como un grano de arena entre sus impresionantes paredes.

 

5. Fragas de Eume (A Coruña)

Si llegas a Galicia atraído por sus mitos y leyendas, no puedes perderte este rincón de bosques espesos en los que la luz lucha contra las copas de los árboles para poder llegar al suelo. Cuenta la leyenda que cuando Dios creó los tres ríos de la Serra do Xistral, les prometió un hombre cada año al primero que llegara al mar. Aunque los tres ríos acordaron descansar, solamente lo cumplió el Eume, que enfurecido aceleró la marcha, consiguiendo llegar el primero. Por esta razón, el río Eume discurre por los montes y valles bravo y agreste.

 

6. Islas Cíes (Pontevedra)

Las Islas Cíes son un auténtico paraíso natural, con playas rodeadas de vegetación que parecen sacadas de una postal del Caribe. Playas de arena blanca y aguas turquesas que invitan a perder la noción del tiempo y el espacio. No en vano, estas islas eran conocidas como las Islas de los Dioses en época de los romanos. Actualmente se trata de un espacio protegido con el objetivo de evitar que nada interfiera en su ecosistema.

 

7. Monte Santa Tecla (Pontevedra)

El Monte Santa Tecla ofrece unas vistas espectaculares de la desembocadura del río Miño. Pero además, en la cima se encuentra el castro de Santa Tecla, un yacimiento arqueológico con viviendas reconstruidas donde puede verse cómo era la forma de vida de los primeros pobladores de la zona hace miles de años.

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