Como ya sabrás, el Camino de Santiago es un conjunto de rutas que tienen como destino Santiago de Compostela y que tiene sus orígenes en el año 950. Desde entonces muchos han sido los motivos que han llevado a peregrinos de todo el mundo a recorrerlo, tanto por cuestiones de fe como por vivir la experiencia. El más conocido es el Camino Francés, que tiene como punto de partida Roncesvalles y que pasa por nuestro hotel en Sarria (Lugo). Pero uno de los más antiguos, ya que sus etapas fueron descritas ya en el siglo XII por un capellán francés llamado Aymeric Picaud. No obstante, hay otras rutas que van desde Irún, desde Mérida o a través de Portugal.
En cualquier caso, lo que tienen todos en común es que requieren de cierta preparación para que vivamos una experiencia positiva. Independientemente del motivo que te lleve a hacer el Camino de Santiago, lo que tienes que tener en cuenta es que debemos olvidar las preocupaciones. Se trata de un viaje para liberarnos de todo e intentar conectar un poco más con nosotros mismos, poniendo a prueba nuestra resistencia. Por eso, a continuación te traemos algunos consejos para organizar tu hoja de ruta para el Camino de Santiago.
Preparación física
Además de estar mentalizados, es importante estar en forma. Esto no significa que debamos ser deportistas profesionales, pero sí es cierto que deberemos recorrer muchos kilómetros cada día y no es algo a lo que todos estamos acostumbrados en nuestra rutina. Por eso, es aconsejable que al menos un mes antes empieces a moverte un poco para ir ejercitando las piernas. Además, unos días antes es recomendable que vayas a caminar con la mochila puesta para ir acostumbrando la espalda. De lo contrario, la ruta será mucho más dura y no disfrutaremos plenamente del viaje.
Programar la etapas del Camino de Santiago
Cuando contamos unos días limitados para hacer el Camino, es muy importante decidir cuál será el punto de partida. Lo ideal es organizar la ruta dividiéndola en etapas y planificando qué día haremos cada una de ellas. Lo ideal es caminar unos 20 ó 25 kilómetros diarios, pero si te ves capaz, puedes incluso llegar a los 40 kilómetros. Por el contrario, si crees que es demasiado para ti, puedes dejarlo en 15 kilómetros.
Cada peregrino puede establecer su propio ritmo, pero es importante tener en cuenta dónde se encuentran ubicados los alojamientos. Suele haber albergues cada 10-15 kilómetros. La mayor parte de ellos son muy económicos, pero en verano suelen estar bastante saturados y no permiten reservas, por lo que si puedes permitírtelo puedes reservar una habitación de hotel en algunas etapas del Camino y asegurarte de que tendrás un lugar do0nde pasar la noche y asearte.
En cualquier caso, es importante dejar unos días de margen por si un día queremos descansar y disfrutar del sitio donde estamos parando. Si no queremos preocuparnos por el tiempo e ir con prisas, puedes empezar desde algún punto más cerca de Santiago e ir con tranquilidad.
Cómo preparar la mochila para el camino de Santiago
La mochila es más importante de lo que imaginamos. En primer lugar, hay que tener en cuenta que no debe superar el 10 % de nuestro peso, que debe ser de buena calidad y que nos provoque irritaciones. Lo más recomendable es llevar una que tenga refuerzos en los tirantes y en al espalda, que pueda ajustarse bien a la altura de las caderas y que tenga suficientes bolsillos para guardar las cosas y tenerlas localizadas.
Por supuesto, no podemos ir cargados. Procura reducir el peso al mínimo para que no suponga un impedimento. Lleva solamente una muda o dos, elementos de aseo personal, un pequeño botiquín, una linterna, una navaja multiusos, un saco de dormir y un impermeable para la lluvia. Olvídate de todo lo que no sea realmente imprescindible. En cuanto a la distribución de las cosas, intenta colocar abajo las cosas más pesadas y pegadas al cuerpo y lograr un buen equilibrio para que un lado no pese más que el otro.